Historias de cuna y ex-profesores en Cuarto Milenio

Estábamos terminando el primer trimestre de 4º de ESO y nuestro profesor de lengua, un tal Salvador , nos ofreció la oportunidad de aprobar la asignatura sin hacer el examen que abarcaba los primeros tres meses de materia, a condición de que cada uno hiciese una redacción describiendo un recuerdo de su infancia, la leyese en voz alta y nosotros los alumnos votásemos la que más nos gustara, siendo las tres redacciones más votadas aquellas que significarían un aprobado instantáneo para sus autores. Llegado el día de presentarlas ante la clase, los votos fueron a parar a los textos de los alumnos más populares y a los que el profesor más había elogiado... Excepto en un caso.

 

Imaginad la situación: el profesor pide al alumno que se levante de su pupitre y lea en voz alta su redacción. El alumno, con la típica timidez que se adueña de cualquiera que no acostumbra a hablar en público, agarra su libreta, se pone en pie, y en el punto de mira de casi treinta personas comienza a recitar despacio, sin variar el tono y apenas respetar signos de puntuación:


A partir del primer párrafo, la clase empezó a contenerse una risa incómoda, pero en tal que alguien empezó a murmurar carcajadas, estas se fueron sucediendo en volumen hasta terminar convirtiendo aquello en  un circo. Esta redacción ganó (obviamente) por lo bien que nos lo hizo pasar xD. El autor de este relato es por suerte una de las personas del instituto con las que mantengo el contacto, y esta redacción con la que tanto disfrutamos entonces ha salido en varias conversaciones a lo largo de los siete años que nos separan del momento que acabo de describir, pero nunca la había vuelto a leer hasta hace unos días. Pero, ¿por qué ahora, después de tanto tiempo?...

El pasado mes de Septiembre me dispuse a hacer zapping al final de uno de esos largos y aburridos Domingos. Ya era tarde para encontrar algo interesante, así que puse Cuarto Milenio. Cual fue mi sorpresa al contemplar, ¡¡¡que el invitado era mi profesor!!! "Salvador García Jiménez, Catedrático de Lengua y Literatura", salió hablando sobre los verdugos, refiriéndose a un libro suyo. 


A raíz de investigar, hemos descubierto que además nuestro ex-profesor es un reputado escritor ceheginero y tiene un doctorado por hacer una tesis sobre Franz Kafka. Y gracias a que el autor de la historia de la cuna subiera una foto a tuenti hemos sabido que hace cinco años Salvador recopiló, comentó y publicó algunas de nuestras redacciones en un libro, encabezando cada texto con los nombres y apellidos de quienes las redactaron. Sin cuestionar la legalidad de esto último, diré desde aquí que me parece muy feo presentar la redacción más larga y ñoña (que no mala) que se presentó en la clase "como si el Espíritu Santo hubiera dejado su llama en algún pupitre", en detrimento de todas las demás, que por lo visto solo eran un "monótono" preludio hasta llegar a "un silencio cargado de entusiasmo y de sensibilidad porque uno de los participantes había dado en la diana de sus corazones".

He de agradecerle a este antiguo profesor su aparición en el programa de Íker Jiménez, ya que desde el momento en que sintonicé el canal hasta que quedó claro el tema que estaban tratando, creí que era un ufólogo demente sin vida propia, que se mantenía callado en la mesa, con los dedos tan raramente entrelazados. En ese instante me alegré de que el Karma le hubiera castigado, despojándolo de su dignidad ante miles de personas por explicarnos de manera tan abstracta la asignatura y aún así habernos puesto a los "perdedores" un examen de 120 páginas del libro de lengua de Anaya que él no se había molestado en abrir en lo que iba de curso... Pero entonces empezaron a hablar de su libro. Esa alegría del mal ajeno se desvaneció de inmediato, pues durante ese par de segundos había obtenido mi venganza.

Hoy me alegro por él y por que nos hiciese partícipes de su iniciativa, gracias a la cual he rememorado algunos de los mejores recuerdos de la adolescencia (la lectura de la historia de la mierda), del mismo modo que sus alumnos relataron las entrañables anécdotas de sus respectivas infancias.

3 comentarios:

Bleu De Méthylène dijo...

"historia de la mierda"...lo peor es que me he metido a ver la foto ¬¬ xD

También te digo que no sé hasta que punto encontrarte a un profesor en la tele es un castigo para él y no para uno mismo xDD

Povosus dijo...

Digo lo mismo que Carlota, ese enlace es la mier... no quiero caer en esa redundancia xD

Azrael dijo...

Muy bueno el artículo, nene.
Y en cuanto al profesor, ahí las dao macho...no tocó el cabrón ni una sola página del mismo. No sé si es o no es un buen profesor, pero desde luego, como docente deja mucho que desar.