Toda una suerte tener familia en Cataluña, ya que al menos una vez al año, mis padres, mi hermana y yo les vamos a visitar. Esta vez (al igual que hace doce meses) ha sido con la excusa de asistir a la comunión de una prima lejana en Vilanova i la Geltrú, una bonita localidad bañada por la Costa Brava y que aloja a mis remotos parientes. Por norma general, antes de ir a verles pasamos un día en Barcelona para amortizar el viaje, y como es común en mí cada vez que salgo de este agujero infesto lleno de garrulos de mierda Murcia, echo a mi bolsillo varios mapas de google para escaparme un rato y hacer turismo a mi manera.
En otras ocasiones había dado una vuelta por la calle Tallers, a ver tiendas de camisetas y discos chungos... Pero siempre voy a mirar. Teniendo en cuenta que no tenía un puto duro y que en Wacken me voy a encontrar la misma variedad pero elevada a la enésima potencia, preferí visitar el famoso Parque Güell durante la mañana del Viernes, mientras dormían mis "compañeros de habitación". Emergí de las profundidades de la tierra por la boca de metro de Lesseps, en cuya salida me encontré con un umpresionante amasijo de avenidas en forma de plaza futurista [en la foto].
Necesité varias vueltas para orientarme, pero finalmente tomé la Travessera de Dalt para luego torcer a la izquierda y empezar a
subir cuestas. Había que subir taaaanto, que alguien bastante práctico
pensó y mandó instalar
varios tramos de escaleras mecánicas para facilitar la peregrinación hacia el parque de Gaudí. Después tuve que bajar por
otras escaleras, de piedra esta vez, para acceder al nivel en donde se encontraba la puerta principal del jardín más emblemático de Barcelona.
Un lugar precioso, magnífico, pero atestado de guiris. La famosa lagartija-hecha-de-azulejos, situada en el último descansillo de la escalinata que véis en la foto, era el detalle más fotografiado del lugar. No había más remedio que fotografiar a la gente que posaba para sus propias fotos, ya que el pobre dragón (o lo que quiera que sea) no pudo disfrutar de intimidad ni un solo minuto.
"Llevo 88 años vomitando agua y sintiendo el culo de las viejas en mi lomo. Por favor, ¡¡mátenme!!" Me dediqué a admirar los curiosos detalles constructivos del parque, como
los acabados de la cabeza de las columnas de la
Sala Hipóstila, o la (solo aparentemente) aleatoria
verticalidad de las mismas.
Sobre ellas, es decir, sobre la también llamada
Sala De Las Cien Columnas, se halla
una explanada en donde se reúnen cientos de extranjeros a reclamar su panorámica de la ciudad condal interrumpida por los pabellones de la entrada principal del recinto.
Y por supuesto, hay quien ve allí negocio: varios guitarristas flamencos (muy buenos por cierto) ambientaban la visita a cambio de la voluntad, mientras que otros extranjeros, esta vez originarios del sur de Gibraltar, tenían desplegadas sus mantas, ofreciendo a los turistas souvenirs algo más baratos que los establecimientos dedicados a tal fin.
Tras perderme un par de veces por algunos caminos que no llevaban a ninguna parte, fui a parar a los viaductos esos chulos que hay a la izquierda de la monumental entrada.
Cuando consideré que ya lo había visto todo, caí en la cuenta de que me sobraba tiempo, así que me apresuré de nuevo a la estación de Lesseps. Volví por el mismo camino que había transitado para llegar, pero en dirección opuesta pude reparar en que había una casa okupa al lado de uno de los tramos de escaleras mecánicas.
Ya en el metro, emprendí camino hacia Drassanes, al lado del monumento a Colón. Mi intención era echar un par de fotos al puerto y comprobar si seguía abierta la tienda de condones (SÓLO de condones) que había hace unos años en el centro comercial
Maremagnum.
A esta foto la llamaré "Nudo de mástiles a babor" porque soy así de moderno Antes de poder encontrar la tienda, me llaman mis padres. Exigen mi presencia inmediata ante ellos. "¿Se habrán cabreado?" pensé. En veinte minutos me reuní con ellos, que se habían enterado de que ese día el Barça presentaba a un tal Villa, su nuevo fichaje... Y al Camp Nou que fuimos.
La entrada era gratuita para este evento, por lo que se puso a reventar. En tal que abrieron las puertas los hinchas se abalanzaron sobre las gradas como las hormigas se abalanzan sobre un picnic en un corto de Disney.
En pocos minutos tuvieron que abrir más gradas para que pudiera sentarse toda la gente que iba llegando. Al final se contabilizaron más de 35.000 seguidores... Solo para ver como un tío se echa una foto delante de un panel publicitario y toca un par de veces un balón...
Tó pa esto... Nos retiramos, antes incluso de que Villa saliese al campo, para así asegurar nuestra supervivencia adelantándonos a la estampida que supondría el éxodo final. Comimos, descansamos un rato en el hotel, hicimos el equipaje y pusimos rumbo a Vilanova... No sin antes pasar por Bharma, según dicen, el único bar temático sobre Lost que hay en el mundo...
Al lado de la puerta estaban expuestas en una vitrina las vírgenes cargadas de heroína que en su momento supusieron una gran tentación para Charlie, que lo estaba dejando.
Una vez dentro, un montón de plantas de plástico colgaban del techo intentando trasladar al visitante a la famosa isla, al igual que los protagonistas de la serie fueron trasladados en el 815 de Oceanic, que estaba empotrado en la pared del lugar.
Si seguías los muchos
jeroglíficos egipcios que había tallados en las paredes de cartón piedra, podías llegar hasta
la escotilla de la estación "El Cisne".
La carta (o más bien un intento de ella) que el joven James Ford le escribió al asesino de sus padres antes de tomar su apodo se mostraba tras un cristal junto a un
póster firmado por Jorge García (quien interpreta a Hurley) mientras que la barra, por su parte, estaba decorada con los logotipos de las diferentes estaciones Dharma:
Y cómo no, ofertaban refrescos también con el símbolo de la iniciativa, como si los hubieran recogido de los palés de provisiones que tiraban en paracaidas a los supervivientes... Aunque solo eran así la "bebida energética Bharma" (Redbull) y los tercios de cerveza, que costaban tres euros cada uno. Tal como lo cuento podríais estar imaginando un lugar inmenso, pero no tiene tantos metros cuadrados, lo que pasa es que mola mucho ^^
Con motivo del inminente final de la serie, acababan de traer un cartel promocional con todos los personajes a tamaño real, que al poco retiraron por miedo a que sufriera desperfectos por parte de alguna fan histérica:
.. Y ahí terminó mi jornada en Barcelona. Ya en Vilanova nos rodeamos de la familia lejana de la que os hablaba. Como siempre prepararon un banquete en honor a nuestra llegada, algo que da un poco de reparo si uno es un mínimo de modesto, pero que se nos pasa una vez que saboreamos el excepcional pescado del pueblo, pues allí llegan los mejores frutos del mar de toda Cataluña. Pasamos casi toda nuestra estancia comiendo o durmiendo, así que tan solo tuve tiempo para inmortalizar la foto chorra del viaje...
... Así como algunas instantáneas del paseo marítimo...
... Y de la niebla que nos privó de un bonito atardecer:
A la mañana siguiente nos pegamos un madrugón de la hostia para ver el final de Perdidos, el cual resultó ser bastante confuso. Las séis horas de viaje que le sucedieron me las pasé elucubrando teorías, y cuando llegué a casa dormí cuatro horas de siesta del tirón. Y luego a ver la conmoción que había causado entre los frikis.
Supongo que el año que viene volveré a Cataluña, así que visitaré más cosas y haré más fotos. Hasta entonces, estoy es lo que hay. Espero haber sido suficientemente gráfico :P